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La familia: primer modelo de rol natural en las vocaciones científicas

Por Yopublico.cl / 30 de octubre de 2020
Natalia es estudiante de ingeniería civil aeroespacial y Karina es piloto comercial, ambas hijas de ingenieros que se desempeñan en el Observatorio ALMA.
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La familia es sin duda el primer vínculo afectivo y de identidad para toda persona, siendo los padres los responsables de motivar y desarrollar las potencialidades de sus hijos, convirtiéndose en los primeros modelos de rol significativos. Precisamente este vínculo es el que la iniciativa Provoca, de AUI/NRAO, rescata y promueve con el propósito de mejorar la equidad de género en carreras denominadas STEM (acrónimo en inglés asociado a áreas del conocimiento de ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas).

Sonia Duffau, astrónoma y subgerente de divulgación y diversidad de AUI/NRAO, destaca la importancia no solo de acercar referentes científicos reales a las nuevas generaciones, sino también la necesidad de poner en valor el aporte de la familia en la motivación de la curiosidad científica. “En la medida que hagamos un cambio cultural, derribando mitos y prejuicios en relación a la participación femenina en ciertas carreras inspiradas en ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, podremos mejorar las estadísticas de equidad en la academia y en los espacios laborales, un desafío que parte en el hogar y los primeros años de enseñanza escolar”.

Según las cifras de ingreso a las universidades chilenas en marzo de 2020, de 116.047 estudiantes seleccionados para 41 universidades, un 55% correspondieron a mujeres. Pese a ello, un 10% de las mujeres ingresó a ingeniería, industrias y construcción, consideradas STEM, respecto de un 28% de los hombres. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la tendencia internacional es que solo 3 de cada 10 personas en ciencia y tecnología son mujeres.  

 

IVÁN Y TATIANA: INCENTIVAR LA CURIOSIDAD Y LA PERSEVERANCIA

 

Iván López (50 años) es un ingeniero con larga trayectoria en las industrias del petróleo y la minería y trabaja como gerente de prevención de riesgo, seguridad, medio ambiente y salud del Observatorio ALMA. Recuerda que, tras su contrato, lo primero que le dijeron sus hijas fue: “¡Qué bueno que en este trabajo no vas a destruir nada!”, comenta entre risas.

Iván estudió bachilleratos de ciencias del medio ambiente y de computación en la Universidad de Calgary en Canadá, y más tarde un magíster en prevención de riesgos en la Universidad de Barcelona. Junto a su esposa, volvieron a Chile (Concepción), donde nacieron sus hijas Tatiana y Natalia, hoy de 18 y 21 años.

Tatiana es estudiante de Ingeniería Civil Aeroespacial en la Universidad de Concepción (UdeC) y en paralelo postuló para trabajar como astronauta análoga en una misión del Instituto Federal de Tecnología de Lausanne en Suiza. Comenta que desde niña se divertía jugando con un destornillador desarmando todo tipo de cosas. “Siempre me ha gustado aprender. Participar en ferias científicas me permitió sacar el conocimiento de los libros y hacerlos reales, en especial la astronomía. Ingeniería resolvió mi inquietud por combinar el universo y el armar cosas con mis manos. Estoy en un viaje para convertirme en astronauta …ya estoy un paso más cerca de ese sueño”.

Su padre señala: “Actualmente las discusiones de sobremesa son muy interesantes y apasionadas. Nos gusta compartir tiempo juntos y disfrutar viajes que combinan el conocimiento y el descanso. Saber que ella es feliz le da sentido a este recorrido”.

 

FABIOLA Y KARINA: CULTIVAR CONFIANZA Y CONCEDER LIBERTAD

 

Fabiola Cruzat (54 años) es Ingeniera Civil Mecánica de la Universidad de Chile y se desempeña hace 12 años como supervisora del Departamento de Ingeniería del Observatorio ALMA. Previamente trabajó 5 años en el área de mantenimiento de Lan Chile y en Estados Unidos en el área de estructuras de techos.

“Ha sido una experiencia maravillosa la de ALMA. Siempre he trabajado en equipos con una muy baja representación femenina, pero la verdad es que me he sentido muy protegida y valorada”. Recuerda que en su época de universidad se vivía un ambiente poco acogedor, pero principalmente por parte de los profesores. “Uno de ellos incluso me dijo que yo le había quitado un cupo a un hombre y que solo buscaba conseguir marido y no ejercer”, sostiene.

Fabiola desde niña jugaba a los legos con su hermano, pero en algún momento tuvieron una moto y se sumergió en su pasión: la mecánica. “Lo mío eran las tuercas”, se ríe. Eligió ingeniería sin saber mucho de la carrera y señala que sus padres le dieron libertad y si bien pasaba mucho tiempo jugando a la pelota con niños y encaramada en los árboles, a la hora de salir le ponían un vestido. Cree que el hecho de estudiar siempre en colegios mixtos le ayudó a finalmente seguir las matemáticas.

Fabiola es madre de Daniela (29 años), ingeniero comercial, y Karina (26 años), piloto comercial y primer oficial en Latam. “Creo que siempre hemos cultivado la confianza y la libertad responsable en nuestras hijas, quizás porque nuestros trabajos (de su padre y el mío), que incluyen viajes y turnos, nos obligaron a hacerlas más independientes”, comenta.

Por su parte, Karina recuerda que desde muy pequeña disfrutaba jugar con legos y con barbies. Al egresar del colegio su opción fue el diseño de vestuario, pero confiesa que nunca se visualizó trabajando en eso. Luego de hacer un par de pruebas de vuelo, se encantó con el formato de vida de piloto, la garantía de pisar tierra y olvidarte del trabajo. “En la generación de Lan, de 100 pilotos solo 3 somos mujeres, pese a ello siempre me he sentido apoyada y nunca discriminada. A futuro quiero realizarme en todas las facetas, ser pareja y madre, y me encanta la posibilidad de tener tiempo cautivo para hacer mis cosas. Si pudiera aconsejar a las nuevas generaciones, les diría que se imaginen en qué desean trabajar cada día. Tengo la convicción de que todos aprendemos de cada decisión en el camino... al final son todas correctas y necesarias”.

Según la Unesco, solo un 32% de la participación en ciencia y tecnología en Chile es desarrollada por mujeres, ubicándonos sobre el promedio mundial (28,8%), pero bajo el nivel de Latinoamérica y el Caribe (45,4%). Los estereotipos de género están profundamente arraigados en nuestra cultura y afectan las decisiones vocacionales de niñas y jóvenes. Investigaciones internacionales y en Chile demuestran que las expectativas de padres y profesores generan profecías auto-cumplidas respecto del rendimiento de las niñas en áreas como las matemáticas.

Para Sonia Duffau, subgerente de divulgación y diversidad de AUI/NRAO, “la estadística nos indica que la realidad que muestran los testimonios de Tatiana y Karina no es la norma para la mayoría de las niñas interesadas en carreras u oficios STEM. Ambas incorporaron a su historia con toda naturalidad el apoyo de su padre y su madre, representando el ideal que quisiéramos ver para cada niña en nuestro país. Como ellas, esperamos que ninguna niña enfrente condicionantes y prejuicios a sus aspiraciones STEM desde su círculo más íntimo y de mayor influencia: el núcleo familiar. La campaña Provoca busca no solo descubrir y despertar en las niñas una vocación, sino también visibilizar en la sociedad el rol fundamental que todos jugamos para hacer crecer, sin barreras y con las herramientas correctas, el potencial que ellas tienen”.

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