Historias DiarioSur
Por Pablo Santiesteban , 22 de mayo de 2021

El barco que se transformó en símbolo del maremoto de 1960

  Atención: esta noticia fue publicada hace más de 2 años
Esta foto fue publicada días después del terremoto. Actualmente sólo se aprecia el mástil y alrededor se ubicaron boyas para facilitar el tránsito marítimo.
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[#HistoriasDiarioSur] Adquirido en Dinamarca por la Naviera Haverbeck y Skalweit, la tripulación del “Canelos” vivió una total locura a la deriva hasta que varó en el estuario del río Valdivia.

Ya lo cantaba el famoso dúo valdiviano Schwencke y Nilo: “Era un gran barco de carga, de esos que amaban el trigo, llevando frutos silvestres hacia los puertos de España, ahora está lleno de arañas como un pájaro podrido, echado sobre un costado yace el Canelo tumbado”. El “Canelos” desplazaba 3.600 toneladas y era gemelo del “Alberto Haverbeck” y a esos dos vapores se les unían otros tres barcos, el “Carlos Haverbeck”, el “Tornagaleones” y el “Rodolfo Skalweit”.

Desde el 22 de mayo de 1960 la embarcación quedó como mudo símbolo de lo que fue el terremoto y maremoto en Corral y da una idea de lo que fue ese infierno acuático.

Pero ¿qué hacia el Canelos ese 22 de mayo de 1960 en la bahía de Corral? El famoso vapor que todo el mundo aprecia tumbado en medio del estuario del río Valdivia en el camino a la localidad de Niebla era parte de la conocida empresa naviera Haverbeck y Skalweit y durante el maremoto estaba en el puerto de Corral y fue arrastrado más de 10 kilómetros contra la corriente, alcanzando la parte delantera de la boca del río Valdivia, a la altura del sector Estancilla y muy cerca de la isla Reina Sofía.

De acuerdo al libro publicado por la profesora de historia Digna Rodríguez (QEPD) “La ciudad sumergida”, el “Canelos” estaba acoderado a la boya N°1 del puerto y soportó bien la primera ola del maremoto, pero con la vaciante se cortaron las espías que lo unían a la boya. 

El libro relata textual: “Estaba con sus máquinas andando y había desembarcado a los estibadores apenas producido el terremoto. Resistió la segunda ola frente a Amargos. Fue arrastrado con la vaciante frente a El Molino (Los Molinos) en un lapso de 10 minutos. Con la vaciante quedó en seco. Sus máquinas paralizadas. La tercera la reventó sobre él y lo acercó peligrosamente a las costas de Niebla. Pasó a 150 metros del faro sobre las rocas. Se destrozó el casco, comenzó a perder petróleo. Quedó varado 10 minutos sobre el banco Simón Reyes, expuesto a dos corrientes, una que subía por el río y otra que bajaba junto a Niebla. Se desvaró de su lugar en la desembocadura para avanzar río adentro, a la altura de la baliza 11, donde está hoy”.

Lo más increíble fue que la tripulación del “Canelos” se salvó tras tres horas de lucha contra las olas y las corrientes.

El gemelo del “Canelos”, el “Carlos Haverbeck”, quedó varado en la bahía de Corral y estuvo a la vista de los corraleños por varios años. El barco había sido asegurado con dos anclas antes de que las olas lo golpearan y lo arrastraran fuera de control por toda la zona del puerto.

DESDE EUROPA

¿Cómo llegó el “Canelos” a la empresa naviera valdiviana? Quien adquirió el famoso barco fue el empleado de Haverbeck y Skalweit Ingwert Jurgens, quien llegó a ser director gerente de la Naviera. 

Jurgens llegó desde Alemania a la naviera en 1940 y viajó en 1951 a bordo del famoso barco, pues deseaba conocer los puertos de todo Chile para reunir información comercial. 

Este ex funcionario contó en 2005 en una entrevista a El Diario Austral de Valdivia que él adquirió la embarcación en astilleros de Dinamarca. En esa entrevista recordó que el “Canelos” y el “Alberto Haverbeck” eran buques gemelos que databan de la década del treinta. El resto de las embarcaciones fueron adquiridos en 1954, según dijo el mismo Jurgens, también desde Dinamarca, pues los astilleros de ese país eran  muy bien cotizados.

Ese 22 de mayo de 1960 el capitán del “Canelos” era Julio de la Porte. Sobre la embarcación, Jurgens rememoró que “tenía un entrepuente, es decir, dos pisos, la bodega abajo… también poseía dos camarotes y podía navegar a una velocidad de 10 nudos”.

Luego que el vapor tuvo el más terrible de los combates contra las fuerzas de la naturaleza por fin encalló en el sector Estancilla. Se rompieron los estanques de combustible y después del desastre un equipo de buzos trató de sacar el petróleo de la nave, pero no pudo. Con el tiempo el casco del “Canelos” se fue desgastando, oxidando y ahora sólo se ven los mástiles de la gallarda nave.

Ingwert Jurgens contó a El Diario Austral que no vivió el maremoto de Corral, pero recuerda la tragedia cuando fue a ver la oficina de Haverbeck y Skalweit en el puerto. “Encima del techo de nuestro edificio quedó un escritorio que la ola depositó no sé de dónde”, graficando así la terrible locura que significó el maremoto en el puerto.

UNA GRAN EMPRESA

Ingwert Jurgens conoció el negocio de los transportes mercantes en su natal Hamburgo y desde ese puerto alemán llegó a Valdivia junto a su esposa para ponerse bajo las órdenes de la firma Haverbeck y Skalweit, la mejor naviera de Chile en la primera mitad del siglo XX.

Alberto Haverbeck fue el impulsor de la empresa y ya en 1872 le dio la forma perfecta para empezar a crecer. Con el tiempo sumó a la firma a su yerno Rodolfo Skalweit y así se selló el nombre de la empresa.

La naviera hacía tráfico de cabotaje en todos los puertos chilenos de Arica a Puerto Mont, llevaban productos del sur como harina y maderas y del norte regresaban con fertilizantes, huano y minerales para los Altos Hornos de Corral. En 1955 comenzó un servicio hacia Buenos Aires, Argentina.

Haverbeck y Skalweit mantenía buenas relaciones comerciales con otras empresas valdivianas, sobre todo con Molinos Collico de la familia Kunstmann y Molinos Grob. Jurgens seguró que la firma poseía grandes bodegas de carga “tenía bodegas para 30 mil toneladas. En Collico había una faja más de un kilómetro, había once bodegas y ahí se recibía la carga que embarcaban los molinos, los llevaban en faluchos a Corral y de ahí se embarcaba en los buques”.

Jurgens fue enfático al señalar que este negocio terminó por completo con el terremoto y añadió que todo lo que fue la Naviera Haverbeck y Skalweit ya es un recuerdo del pasado industrial de Valdivia. La vida portuaria de Corral y Valdivia también vivió cambios drásticos y lo ejemplificó al apuntar que “Valdivia ha cambiado su naturaleza de puerto de embarque para carga general en la zona a la exportación de madera en el puerto de Corral”.

Tras el maremoto, la empresa pudo adquirir otras embarcaciones, pero aún así Haverbeck y Skalweit funcionó hasta mediados de la década de los setenta del siglo XX.

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