Esta semana se celebra en Estocolmo, de manera presencial y telemática, la Semana Mundial del Agua. Este evento se enmarca en una necesidad relevante para nuestro país asociada a la crisis hídrica generada por los acelerados efectos del cambio climático.
Desde la antigüedad la humanidad ha intervenido el ciclo natural del agua para asegurar su disponibilidad como pilar fundamental de la consolidación y desarrollo de la civilización. La dependencia de los recursos hídricos no solo se asocia al desarrollo económico, sino que define la evolución social y cultural de las comunidades y las naciones.
Hoy nuestro país se encuentra en una situación de crisis hídrica que evoluciona al ritmo propio del cambio climático, el cual ha superado de manera alarmante la velocidad proyectada por la comunidad científica.
La crisis hídrica debe ser abordada en forma holística, integrando de manera transdisciplinaria el conocimiento a nivel del diagnóstico y las estrategias, así como de las soluciones técnicas y tecnológicas, y de las políticas públicas. En este contexto, conservar ecosistemas hídricos; desarrollar planes de eficiencia y ahorro hídrico a nivel agrícola, industrial y domiciliario; reutilizar aguas residuales, desarrollar sistemas de captación y desarrollar instrumentos que permitan a los usuarios adoptar buenas prácticas de uso y/o conservación son solo algunas de las áreas de acción a impulsar. Todo ello requiere planificación, regulación y especificaciones técnicas definidas territorialmente con la participación y el compromiso del sector público y privado, con una coordinación estatal que permita definir una hoja de ruta a corto, mediano y largo plazo.
Nuestro grano de arena, o mejor dicho nuestra gota de agua, como equipo interuniversitario de tratamiento de aguas grises (Usach-Unab-UBB) considera la exploración, investigación y desarrollo para reutilizar aguas grises domiciliarias, integrando procesos y facilitando la disponibilidad de información para implementar soluciones tecnológicas, estrategias y políticas, así como cambios culturales respecto a este tema.
Las aguas grises representan solo una fracción de las emisiones domiciliarias y totales, pero su tratamiento y reutilización puede involucrar beneficios tangibles y significativos para la comunidad, y deben ser complementados con un amplio conjunto de otras acciones asociadas al uso eficiente del agua. En la perspectiva de desarrollar una economía circular, no podemos dejar de lado un recurso vital como es el agua.
La consolidación de la Industria 4.0 ofrece un conjunto de herramientas como la inteligencia artificial, la nanotecnología, la manufactura aditiva, el IoT que deben ser analizadas en detalle, integrándolas para asegurar y proteger la disponibilidad del recurso hídrico.
Nuestro compromiso desde la academia es contribuir, facilitar y articular el debate, la investigación e implementación de soluciones y políticas respecto al agua como pilar fundamental de desarrollo social y económico del país.
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