Hemos ganado conciencia sobre la brecha de género en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM). Durante el año en diferentes instancias se dan a conocer la contribución de las mujeres en ciencia y suenan no solo el nombre de Marie Curie. En Chile, existen programas de acceso para mujeres a carreras STEM cuyo éxito ha sido sistemáticamente reivindicado, mostrando que estas estudiantes se desempeñan igual o mejor que estudiantes de perfil similar. Sin embargo aún queda mucho camino que recorrer para cerrar la brecha. La dolorosa realidad es que el trabajo de las mujeres en STEM sigue siendo subrepresentado y poco reconocido en nuestra sociedad. Esta situación se refleja en las cifras: según datos de la más reciente Radiografía de Género realizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación en 2023, del total de las personas haciendo investigación, apenas un tercio (35%) son mujeres; ganan menos que sus pares y según avanzan en el nivel de educación, disminuye también su representación.
El problema no es solo que a las niñas no se las incentive a estudiar carreras STEM; el verdadero obstáculo es que muchas de ellas ni siquiera consideran estas áreas como una opción viable para su futuro. Es que las barreras son sutiles, los estudios muestran que ya a los 11 - 12 años, a pesar de tener buen rendimiento en matemáticas, las niñas no se perciben como talentosas en esa materia. Las áreas STEM se sienten poco acogedoras para las niñas, para ilustrar este hecho imagine que entra a una sala de computación, la configuración es para diestros y los zurdos deben acomodarse a esta configuración. Desde el comienzo, hay algo que te hace sentir que no perteneces, y esa percepción es sutil pero poderosa. Esto resulta en que cuando las niñas participan en actividades STEM en la sala de clases, a menudo quedan opacadas por sus compañeros varones que acaparan la atención y los recursos. Esto ocurre no por una actitud premeditada de los niños, sino porque ellos sienten que pertenecen y ellas no. El problema solo lo detectamos cuando llega el momento de postular, ellas no quieren hacerlo porque no sienten que sea algo para ellas; no se identifican con esas carreras.
Por ello, no sólo es imperativo realizar de forma permanente actividades que promuevan la paridad, sino idear instancias que les permitan proyectarse, imaginar un futuro que les permita visualizarse en ambientes universitarios estudiando carreras STEM, trabajando en laboratorios, y liderando en las ciencias y la ingeniería con referentes locales. Es fundamental que estas experiencias (de modelos de rol) se multipliquen y se conviertan en una práctica común, que estas actividades sean dirigidas no solo a estudiantes de enseñanza media, sino también en etapa pre-escolar. También debe haber actividades para la sociedad en general; la familia, apoderados y profesores de esas niñas también deben sentir que las carreras STEM son una opción para ellas, dado que son el primer incentivo desde el hogar. Debemos continuar promoviendo la diversidad y la inclusión, proporcionando mentoras y modelos a seguir, y creando espacios donde las niñas puedan verse reflejadas y valoradas.
Es importante recordar que la falta de representación no ocurre por falta de interés o habilidad de las niñas, sino que desde muy temprana edad, los temas STEM se presentan como actividades masculinizadas. Este bombardeo de estereotipos, aunque es discreto, afecta profundamente la manera en que las niñas se ven a sí mismas y perciben sus capacidades y talentos. Es por esto que debemos fomentar una cultura que no sólo incluya, sino que celebre y valore las contribuciones de las mujeres en STEM. Este acceso temprano a la educación STEM debe ser una norma, no una excepción.
El camino hacia una mayor igualdad en STEM no es solo una cuestión de justicia; es una necesidad para el progreso y la innovación. La evidencia demuestra que los equipos con diversidad de personas se desempeñan mejor. La creatividad y la colaboración de personas de todos los géneros son esenciales para los descubrimientos y avances del mañana. Es hora de que dejemos de perder talentos potenciales y empecemos a construir un futuro donde todas las niñas puedan soñar y alcanzar sus metas en el mundo de la ciencia y la tecnología.
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